Hum, realmente no lo entiendo. Se sufren discusiones, que crean roces por un futuro que es a muy largo plazo, que la vida da mil vueltas y no tiene mucho sentido planteárselo como objetivo. Sin embargo hay que sentarse a hablarlo, "calentarse" en la discusión porque no se coinciden las opiniones y, realmente, no tengas ni ganas de pensarlo por la lejanía tan abismal del asunto.

No sé cómo se plantearán las vacaciones en el futuro, ni pretendo hacer un plan fijo en el que muestre cómo decido pasar las vacaciones. No sé en qué trabajaré, no sé si podré pedir vacaciones para los días señalados, no sé siquiera si será posible retornar a casa. Lo único que he tenido siempre claro, hasta ahora, era que todo lo quería pasar contigo, lo demás me ha importado bien poco.
Pues bien, ahora estamos agrietados, debilitados y dubitativos por pretender hacer planes inamovibles sobre lo que haremos a partir de mañana hasta siempre; y lo más gracioso es que empiezas a plantearte, ahora, las opciones contrarias que antes defendiste con uñas y dientes.
Más vale tarde que nunca, pero... ¿y si es demasiado tarde? En fin, ¿qué puedo decir? No sé si reírme o echarme a llorar.