jueves, 16 de octubre de 2008

Coprofagia!


Llegó el momento de un blog destructivo, de tirar las historias enmascaradas y de explotar mi cerebro vivo.

Una vida de amargura, donde mi expresión encuentra el yugo de la censura, donde mi voz se ve cohartada por el pensamiento de si se volverán a torcer las cosas, donde mi principal inquietud es: ¿desconfiará de mi esta persona y huirá para no volver nunca jamás?

Málaga un cepo, que aprieta con su monotonía con hirientes dientes de hierro fiero que me desgarra. Los amigos un simple recuerdo que se transformó en humo hace tiempo dispersando las partículas con el viento sin poder encontrar ni un mísero trozo de carne al que aferrarme. Las lágrimas se trasnformaron hace tiempo en polvo y arena para no producir más que arañazos en mi alma y grietas en mis ojos.

Mi corazón, pétreo, podrido o qué se yo, incapaz de saciar su deseo de bien estar. La música única droga análoga a mi sangre para mover mis órganos y el quejar de mi yo.

Solo quiero, que no me quieran, que no quiera, que me aislen, y me asfixien. Solo quiero terminar, solo quiero que no quede más de mi que el recuerdo de una brisa de verano que con el paso de los tiempos será borrado por su insignificancia en importancia.



Los cuentos de hadas sólo existen en las páginas donde las albergan. Ninguno debimos creer que podríamos habitar alguna vez aquellos mundos restringidos sin más a la plática y lectura del escape de los imaginantes.