lunes, 7 de septiembre de 2009

Amanecer.


Que tu perfume llene la habitación.
Abro los ojos creyendo estar soñando aún y fijarme en las arrugas de la cama fundiéndose con el contorno de tu cuerpo moreno tan frágil y delicado que el pétalo de cualquier flor se deslizaría sin dificultad hasta la infinidad de tu ser.
Mis dedos, como plumas, sienten cada rincón, cada suavidad, tu piel erizándose mientras a la par inspiro bien hondo tu aroma retenido por tus sedosos cabellos y en tu esbelto cuello puedo leer bien claro "bésame".
Un beso basta para que te retuerzas y pegues a mi. Un beso para tu calor poder sentir. Un beso y en la infinidad de los 2 podernos fundir, sentirte en mi, sentir tus senos, tus manos, tu espalda.
Darte la vuelta y mirarte fíjamente a los ojos mientras contengo la respiración y me dispongo a bucear bien dentro de ti. Mis uñas no pueden evitarse clavar en ti cuando sin avisar me besas.

Beso tras beso, caricia tras caricia y gemido tras gemido nos vamos hundiendo en el colchón para no dejar de ser uno en este intante de dos.